El nardo, para la botánica llamado también vara de San josé, hace de su aroma amaderado, fresco y especiado y de sus flores blancas con hojas lineales de una belleza cautivadora placer a los sentidos y de sus propiedades un aliado emocional y espiritual que recupera la calma necesaria.
Es una flor blanca cautivadora y hechizante de olor cálido, sensual y narcótico con connotaciones frutales que recuerdan al coco. Por su fuerza e intensidad, realza el carácter de otras notas florales de la composición.
Los indios precolombinos de México domesticaron el nardo de las especies silvestres de América Central. A finales del siglo XIX se cultivaban grandes cantidades en Grasse, Francia, extrayendo el absoluto mediante el «enfleurage». Actualmente, se cultiva también en Marruecos, Egipto e India.
Es una esencia muy costosa cuyo precio puede superar los diez mil euros por kilo. Era ya muy preciada en los inicios del cristianismo con un gran simbolismo, procedía de la India y era usado solo en rituales religiosos muy especiales.